A veces son los ataques personales, de una crudeza insólita. Otras veces son las situaciones absurdas, como cuando un vecino de escaño la saludó acariciándole la cabeza. —No soy un perrito —le dijo Ofelia Fernández. “Encuentra a tu Daenerys”, se repite a sí misma en esos casos. Para calmarse. Para no […]